jueves, 15 de noviembre de 2007

Los caballos de Aquiles



Cuando a Patroclo vieron muerto,
al joven, fuerte, audaz Patroclo,
se entregaron al llanto los caballos de Aquiles
y su inmortal naturaleza alzose
contra la obra oscura de la muerte.
Las hermosas cabelleras sacudieron de largas crines
y la tierra dura golpeó su pezuña: así lloraron
a Patroclo ahora exánime, vencido,
cuerpo solo, alma ausente, sin aliento,
indefenso, devuelto de la vida
al seno inmenso de la Nada.

Al ver Zeus llorar a las divinas
bestias dijo con pesadumbre: "El día de la boda de Peleo
irreflexivo fui. Mejor no haberos dado
a míseros humanos sujetos a destino,
si a vosotros la muerte o la vejez no esperan.
Lo efímero os aflige: en su desgracia
os ha mezclado el hombre".
Si embargo,
ante la dura imagen de la perpetua muerte,
los nobles animales se entregaban al llanto.


Constantin Cavafis

5 comentarios:

Alexánder Obando dijo...

Este es parte de mis diez o doce poemas kavafianos predilectos.

Durandarte dijo...

Alexánder, aun pudiendo elegir diez o doce, todavía se hace difícil.

Un saludo.

P.

anamaría hurtado dijo...

Enorme poema. Me viene el eterno animal cuya mirada hacia lo abierto cantó Rilke. Pero Kavafis con intuición trágica hace que el animal invierta el mirar, lo sumerge en nuestro destino... los caballos de Aquiles lloran sobre nuestros cadáveres . Me estremece Kavafis pero este poema no puede dejar de llevarme a la octava elegía que me resulta siempre entrañable.
Disculpa la extensión del comentario,
saludos muchos,
anamaría

Durandarte dijo...

Toda la razón, anamaría. Los caballos de Kavafis se han contaminado de nuestro dolor. Sus ojos, vueltos del revés como los nuestros. Tenemos lenguaje y a cambio conocemos la muerte.
Como dice la inmensa octava elegía: “así vivimos, siempre en despedida”.

Muchas gracias por tu comentario.

Saludos

anamaría hurtado dijo...

Aquí todo es distancia...

(Hier ist alles Abstand)

saludos